miércoles, 16 de mayo de 2007

Zorras



Volviendo a la temática inicial. Gracias a la inspiración de Tomás Moulián, he redactado un análisis del comportamiento de cada zorra. Puede usted elegir la que la identifique mejor, o la que describa mejor a aquella zorra en cuestión.

Existen tres grandes grupos, según sus preferencias y comportamiento a la hora de elegir presa tenemos: la asceta, la hedonista y la estoica.

Para la asceta el “sentido de la vida” es “realizar objetivos trascendentales, a través de la negación de sí misma, la cual envuelve la negación de los otros, en la medida que la finalidad superior lo exija”. Entregándose sin tener la promesa de ser correspondida. Consideran mundanos todos los placeres. Podríamos ejemplificarlos en aquellas mujeres que superponen su meta al hecho de sentir placer. En esta categoría estarían todas aquellas que fingen orgasmos, omiten infidelidades y hacen vista gorda a todos aquellos defectos que posee la víctima en cuestión. Con tal de mantenerlos al lado, no estar sola, conseguir la ansiada roca, o simplemente poseen una auto estima tan baja o dañada que no conciben algo mejor para ellas. Fingiendo, mintiendo y bajándole el perfil a los conflictos, mantienen relaciones físicas y emocionales. Todo por una meta, el mantenerlo contento para que no las deje. También podríamos catalogar aquí a aquellas mujeres love victim, que su “sentido de la vida” es ser amadas y amar. También aquellas que poseen un libido bajo, que no reclaman por que sus relaciones están señaladas para los días viernes, a las 10 de la noche. Lo que las mantiene informadas, así no tienen sobresaltos, ni deben buscar excusas, como “el dolor de cabeza” para no sostener relaciones. Porque “el sentido de la vida” para ellas, no es el placer, no es el sexo, sino la compañía, o solamente el título social. La modalidad de asceta es definida en la historia como la de héroe, en este caso la podríamos redefinir como la de mártir.


En el extremo contrario se ubica la hedonista. Esta solo responde al llamado del placer. Más que un goce, “lo que busca es la consumación, por tanto se tranquiliza exclusivamente en la realización vertiginosa, en la vorágine. Todo límite le parece una negación, cualquier control, interno o externo, una represión. El deseo la inquieta... Debe consumar los más rápido posible el deseo, llegar al goce y re empezar”. Llevándolo al terreno de las relaciones se podría decir que, la zorra hedonista es aquella por la que se denomina Zorra en forma despectiva a las mujeres. Las hedonistas son aquellas que solo quieren pasarsela bien, y solo lo logran comiéndose a su víctima. La parte de la conquista es solo un obstáculo molesto e innecesario para su satisfacción. Son aquellas que no se involucran, no importa que hace su víctima. Es más, mejor víctima resulta aquel que se conoce poco, ya que significa que consumó su objetivo sin desgastarse llamando su atención ni escuchando el discurso de macho alfa. Podríamos caracterizarla como una vil ninfómana. Es aquí donde encontrarán a aquellas que luego de una noche de juerga y placer nunca volvieron a llamar, cuyas propietarias de esos teléfono falsos jamás contestaron, y si los han visto en la calle jamás los reconocieron. También están aquellas menos carnales, pero que también buscan solo su satisfacción, sin importar lo que el otro quiera. Buscan la atención egocéntrica y narcisista de su persona. Aquellas cuyo deseo por ser admiradas, socorridas y satisfechas es superior a la importancia que le dan a la relación. El mejor prototipo que le provoca deseo, es el que mejor llene sus necesidades, ya sean físicas, sexuales, emocionales o económicas.

En medio de estas, está la zorra estoica. “Para ésta el deseo está en el centro del existir. El arte de vivir consiste en el equilibrio del deseo en función del “nosotros”. Mientras la asceta practica la anulación del yo en función del nosotros y el hedonista practica el narcisismo, esto es la anulación del nosotros. La estoica representa la figura moral donde el deseo se hace compatible con la solidaridad”. Acá están aquellas que buscan la satisfacción personal, consientes de que hay otro involucrado. Consiente de que necesita del otro para satisfacer su deseo, pero a su vez, necesita crear lazos. Busca un equilibrio entre satisfacer su deseo y mantener una relación. Es capaz de transar su deseo por la satisfacción del deseo del otro, siempre en una perfecta reciprocidad. Podríamos situar en esta categoría a aquellas que buscan una relación pero que a su vez no están dispuestas a negarse su propia felicidad. No es egoísta, es solidaria con sus afectos, disfruta del gozo mutuo. Es la más exigente de las tres, ya que necesita ser satisfecha más que de formal sexual o banal. No se anula, no pone por delante al otro, lo que puede resultar fatídico para un hombre que no está acostumbrado a que le exijan cumplir e involucrarse. Pueden resultar incómodas porque son astutas saben lo que quieren y se la juegan por saber lo que el otro quiere. Buscan satisfacer sus necesidades, pero desechan a aquellos prospecto que no calzan para formar el “nosotros”.


Claramente la estoica es a la que todas debiéramos aspirar, aunque todas sabemos que hemos pasado por ascetas en más de una ocasión, lamentablemente, es cuando la frase “el amor ciega” se hace real. Y aunque se catalogue mal a la hedonista considero que es una característica que se debiese explotar en su justa medida, para llegar a ser una buena estoica, sin frustraciones que te lleven a asceta ni tentaciones que destruyan el “nosotros” por una hedonista que duerma en su interior.

1 comentario:

†Oz® dijo...

hola , oye mal genio , ¿me podrías contactar? , se te agradecería ...