miércoles, 16 de mayo de 2007

Cumpleaños con criterio formado


Semanas atrás recibí una invitación para una fiesta de cumpleaños. Con fecha 31 de octubre, noche de brujas, situación ideal para celebrar una fiesta con disfraces. Más aún, un cumpleaños de alguien como la Mane.
La noche del evento, llegué rigurosamente vestida de negro, ojos oscuros, colmillos y botas altas. Poco a poco fui descubriendo una fauna diversa y ultra producida. Nunca pensé encontrar tal esmero en la imagen y en el disfraz, en gente adulta.
Envidiables mujeres en la 4ª década, con cuerpos alucinantes y disfraces que daban a entender su espíritu joven y audaz. Colegialas, gatitas y odaliscas. Perfectamente rubias y con un bronceado dedicado. No era para esperar menos, si la cumpleañera vestía de felina. Escaso vestuario dejaba ver la perfecta estampa, de un cuerpazo envidiable. Es ahí, cuando te dabas cuenta el esmero que habían puesto sus “amigas”. Sabiendo el forrazo que se gasta la anfitriona. Además de una personalidad despampanante y la peligrosa situación, de estar absolutamente disponible. Razón por la cual, las asistentes debían invertir en imagen. Ya fuese para tratar de mantener la atención de su acompañante o intentar captar la de algún tipo que anduviera de caza.
Por su parte los hombres, demostraban su aspecto lúdico y espíritu aventurero. Rambo, Luciano Bello, Un Jeque árabe, pelucas y cachos varios, además del mismísimo Diablo.
La consigan de la noche era: bien prendidos, trago en mano y debajo del disfraz, se puede jugar a hacer el loco sin preocuparse. Afloraban todas las armas de conquista. Las colegialas, jugaban a volver a tener 15. Las parejas pulcramente vestidas, se auto seducían. En otro escenario, los hombres solos, parecían en cumpleaños primario, aislados, todos juntos, mirando en un rincón. No faltaba el jote patético que me ofreció su sangre. Su discurso fue el siguiente: …prefieres RH(+) o (-)?. Socialmente correcta, sonreí y me arranqué. Al parecer jamás vieron películas de Vampiros. Uno busca sangre tierna y la de él figuraba añeja, con un grado etílico que abofeteaba cada vez que habría la boca.

La música subía los decibeles, el alcohol no paraba y la cumpleañera dejaba en claro que era la reina de la noche. Todos figuraban efervescentes de juerga y juventud. Felices de participar en el juego, del disfraz y de una noche de reventón. Las mujeres de femme fatal y los hombres, bien machos, bien cargados, muy viriles y de mente abierta. Hasta que se detuvo la música y empezó el show. Un transformista daba la bienvenida a una performance transgénica. Cuando empezó la música y la rutina, todos aplaudían y gritaban. Cual turistas en Isla Margarita o de fiesta en Ibiza. Insinuando cuan acostumbrados están a asistir a fiestas electrónicas, gogo dance, teatro experimental y shows alternativos… O sí!!! Cuan cosmopolita somos!.... ja-ja-ja!
Sí solo hubieran visto sus caras cuando la performance subió de tono. El personaje se sacó el delantal y dejó ver unas pechugas de goma falsas, una mini recortada, medias rotas, genitales al aire y tacos de vértigo. Interpretando un show de alto calibre. Hacía una sátira del período menstrual femenino. Lanzando un fluido rojo y toallas higiénicas manchadas. Luego se masturbaba con un pene plástico, llegaba al clímax y expulsaba un líquido viscoso. Terminando acuchillándose un pezón, sangrando a chorros. Finalmente cantaba al ritmo del reguetón. Canciones irónicas y de letras sexuales, enfermedades, maltratos, sadomasoquismo y una sátira al la castidad del clérigo. A pesar de la abstracción que provocaba el show, era inevitable ver la cara de los asistentes. Las féminas salvajes se volvían castas y puras. Horrorizadas de lo que escuchaban y veían. Masturbación, sexo y gonorrea, eran términos que jamás habían oído. Ni hablar de un pene plástico. Como si jamás hubieran ido a una despedida de soltera. Ja!. Les aseguro que si el personaje en cuestión hubiera sido un negro musculoso, impregnado en aceite, el que hubiera jugueteado con sus genitales, su reacción habría sido otra. Por su parte los hombres, viriles, trataban de demostrar su hombría gritando frases estúpidas como “te gusta la lluvia dorada!”. Aplaudían y gritaban eufóricos para disimular su shock, por lo que presenciaban. Se hacían los graciosos, tratando de que con sus bromas se hiciera menos fuerte lo que veían. El jeque árabe se volteaba y decía “ya no más” y sonreía. Los otros trataban de parecer “cómodos”, ingiriendo más de sus vasos. Mientras la anfitriona decía “esto es arte”.
De pronto sintió el peso de su osadía al presentar tal espectáculo. La verdad el show no era el preocupante, sino el doble estándar de todos los que una vez presenciada la performance, cambiaron el rostro, se disfrazaron de gente pulcra y súbitamente, dio la hora para su regreso a casa. La audacia al parecer dura hasta las 2 de la mañana y bajo cánones rígidos y pulcros.

Para aquellos que sus criterios llenos de paradigmas sociales, no les permitieron entender, les informo. La performance era una crítica al machismo y al abuso femenino. Al maltrato físico, mental y sexual. A las normas sexuales llenas de tabúes y dogmáticamente reguladas. Donde no se habla de sexo, sus perversiones y enfermedades, sacralizando la castidad. Sí Mane, lo que vi, era arte. Aunque no sé bien si el resto haya tenido su criterio suficientemente formado y la mente abierta, más la visión vanguardista necesaria para entenderlo. Es que había que tener los calzones bien puestos, le mente limpia, ninguna tranca sexual y un criterio formado y no normado, para disfrutarlo. Hay que reconocer que fue fuerte, pero imposible desconocer su arte. El arte tiene como fin provocar. Solo es cuestión de haber visto las caras de espanto, las miradas escabullidas y las palabras absurdas que indujo el show, para darse cuenta cual fue el grado de provocación. Pero la noche no terminó ahí. Luego de la performance vinieron los juegos. La tansgénica figura estelar sacó a algunos a participar en su juego. De pronto todos retrocedieron y trataron de hacerse invisibles. Obviamente tenía que salir elegida, más 3 personas. Sacamos un papel con una penitencia especial. Nada de jueguitos tontos. Sino pruebas acorde al show. El primero debía chupetear el contenido de un preservativo, obviamente no fue capaz. En vez de vitorearle “tonto” en castigo, pocos se burlaron de él y más bien empatizaron, mirando con cara de asco. La 2ª en cuestión, yo. Mi penitencia, fingir una masturbación con el pene de plástico. Sin pudor lo afirmé en mi cadera y realicé la hazaña. Me gané una polera del persa Bío-Bío, un par de aplausos y la aprobación de la perra trangénica. La 3ª, una diabla, casta y pura. Al leer su prueba casi se desploma. En mi tono irónico le dije: “estás como atacá!”, me respondió. Y tú no?...; no linda, fui a la universidad, fui mechona y esto es un juego!
Lógicamente su penitencia de lamer el artefacto plástico, bañado en yogurt, no la hizo. Por lo tanto ayude a gritarle “toooooooooonta!!” en castigo. Una señora, la 4ª participante, tenía como prueba besar a la protagonista del show. Lo hizo y sin escándalo. Ella si que fue top. Eso es una mujer bien puesta, con criterio y sentido del humor.
Claro que una vez que terminó el espectáculo, limpiada la pista de baile y recuperado el aliento de los asistentes, es decir, de los que soportaron y se quedaron. Me gané algo más por haber realizado la penitencia del juego. Una joteada desafortunada de un viejo verde, literalmente. Por lo menos su peluca lo delataba así. Luego de su frase para el bronce “muy bien su acto en el escenario”, mientras me tomaba de la cintura. A lo que claramente puse fin en un segundo. Luego de tomar su mano y decirle “no me toque” y “aléjese”, en tono seco y volumen alto. Y seguí con mi rutina de barwoman.
De pronto me encontré compartiendo la barra con una colegiala rezagada. De lo mas chistosa. Me ofrecía al sobrino de la anfitriona. Me enteré de toda su vida. Buen tipo, separado, gerente y sin hijos. A lo que respondí… me encantó! Siguiéndole el juego. Sin tomar en cuenta lo que seguía diciendo, seguí sirviendo copetes. Vasos iban, vacíos volvían. Acto seguido, ella le gritaba al primo en cuestión, “le encantas a ella!”. Lo que era muy divertido. Hasta que su acompañante escuchó. Dejó de sonreír y me mató con la mirada. Ups!
Yo en lo mío. Seguía sirviendo alcohol a hombres que ya no hablaban, solo balbuceaban. Estaban tan borrachos que ni cuenta se daban de les servía en vasos sucios. A los que volteaba el contenido, junto a ellos y llenaba otra vez (enseñanza aprendida de la barwoman anterior) Ahí comprendí que el tipo de terno y corbata, no era un FOME ejecutivo. Sino que se había disfrazado de “Cañas” el personaje del programa del Kike Morandé. Sin mencionar a la pinturita que pedía ron con Coca Cola Light. Te informo: el alcohol tiene más calorías, o sea el ron es el que engorda, además te mata las pocas neuronas, que parecen quedarte.
La anfitriona tomaba su pedestal. Realizando una performance propia. Con ritmo sexy y candente volvía a prender la pista. Luego vino la torta, la canción de cumpleaños y la mascada tradicional.
Que cumpleaños de la Kena Larraín o Juanito Yarur. Escándalos son los que provoca la Mane. Nada de mechoneos baratos, sino revolución cultural, provocación extrema y full producción.
Lejos mi mejor noche de brujas, fue como estar en una de las míticas fiestas de Dalí. No esperaba menos de ti Mane. Un disfraz acorde al cuerpazo. Unas hijas adorables, un show provocador e invitados adhoc.
… que FOME que haya que esperar hasta el próximo año para la segunda parte.

1 comentario:

Doña Eduviges dijo...

carola, por casualidad el show era el de "indescencia transgénica"?? liderado por hija de perra??? Vi un show muy parecido al q describes en el Club Bizarre un par de años atrás y me pareció increíble. Tenían una canción q me parece q es la q mencionas, llamada "venéreo" y decía: dame tu papiloma, dame tu gonorrea.....venéreo!!!
Muy muy bueno.

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