Moría de envidia de saber que mi amigo personal, crítico de cine de Wikén, vería antes que yo S.A.T.C, the movie. Pero bueno, el destino me regaló a mi la primicia. Dos semanas antes de su estreno en Santiago, figuraba en el Village Recoleta de Buenos Aires viendo la tan añorada película.
Es todo lo que esperaba. Romance, sexo, problemas, llanto, moda, zapatos, Vogue y Big. Aunque me jugó en contra saber tanto con anticipación. Conocía los look que Patricia Field había escogido para las protagonistas, por lo que no aluciné tanto con sus ropas, pero con la sesión de fotos para Vogue quedé fascinada.
Lo que no logro entender es que las mujeres sigan vistiendo así, después de ver durante 6 años una serie con tal producción de imagen. Cómo no aprender algo de estilo?, me pregunto. Pero parece que cuesta.
Antes de los 30 la idea de ser cool es verse como si vivieras aún en los ‘80 y tuvieras un cuerpo de 15. Si pasas los 30, te vistes como señora amargada, madre abnegada o bataclana no asumida.
Si hasta las páginas que actúan como cool hunter de estilo nacionales caen en este pecado. En www.lacalleviste.cl el icono pareciera ser la mina alternativa con pata y botín. Como si eso fuese novedoso. En Buenos Aires me muestran una revista de tendencias, me señalan como lo último y más fashion un par de look que a mis ojos parecen añejos. Cómo no?, si venían en las revistas que me traje el 2004 de BCN. Siendo positiva, podrían estar bien, si tienes menos de 25. Pero mi estilo, mis piernas y mi cabeza no me dejan caer en la macabra tentación de vestir patas estampadas, camiseta y zapatos de muñeca.
Ni mencionar los disfraces que usan las tribus urbanas para vestirse. Las lolitas dark, pokemonas, visual, muñecas góticas, animé, en fin. Que será de ellas? Claramente no fueron abducidas por Carrie y sus amigas, sino más bien por Yuri. Y no me refiero a la cantante mexicana, sino a las serie animé de lesbianas. Eso explicaría tantas cosas, entre ellas la mezcla de colores y accesorios tan kitsch que suelen utilizar. Pero donde quedamos nosotras?, las que crecimos con Candy, Candy. Lo que justifica nuestra fascinación por Sex & City. Donde Carrie pasa con el corazón con un bypass permanente por Big, igual que Candy por Antony. Es que nos gusta el romance con clinex. Harto llanto, angustia y tensión sexual.
Volviendo al look de nuestras heroínas y de las que deseamos caminar por NY con un par de Manolo’s. O Choo’s en mi caso. Cuando vean la película saldrán nostálgicas. Se preguntarán: Y ahora qué?, por que se nos acabó la trama. Nos hay más Sex & City. Lisptick Jungle, la segunda novela de Bushnell llevada a la pantalla chica no tiene las fuerza de estás cuatro mujeres. Aunque sus protagonistas también viven en la Gran Manzana, visten ropa de autor y calzan Manolo’s, no tienen esa mística que nos encantó de la primera serie. Al salir del cine luego de ver S.A.T.C, la película, tendrán ese síndrome de abstinencia por falta de heroína, en este caso por falta de esas 4 heroínas que nos acompañaron durante 6 temporadas. Saldrán a la calle y mirarán a su alrededor buscando mujeres con sus estilos. No las encontrarán. No verán mujeres vestidas como ladys cosmopolitas. En los bares no encontrarán más que copias a lo gremlin de Consuelos Aldunates tratando de imitarlas con una copa de Cosmopolitan. Pero sin su gracia y sin ese estilo newyorkino que sabe cómo verse guapa sin ponerse el catálogo completo encima, sin que se les salga el vestido de novia cada vez que abren la cartera. Dónde están esas solteras orgullosas, felices, con parejas, casadas, pero libres? Dónde están esas mujeres con estilo que crecimos aprendiendo de las mejores? Dónde? Quizás mi inconsciente me obligó a hacer ese abrigo verde, una forma de llevar con nostalgia algo del estilo de Carrie. Y cómo buena adicta, a falta de heroína, se aceptan drogas menores. Bienvenidas Mujeres de Manhattan! Y cómo si fuese poco, Tras la pasarela, para la lectura nocturna.
Es todo lo que esperaba. Romance, sexo, problemas, llanto, moda, zapatos, Vogue y Big. Aunque me jugó en contra saber tanto con anticipación. Conocía los look que Patricia Field había escogido para las protagonistas, por lo que no aluciné tanto con sus ropas, pero con la sesión de fotos para Vogue quedé fascinada.
Lo que no logro entender es que las mujeres sigan vistiendo así, después de ver durante 6 años una serie con tal producción de imagen. Cómo no aprender algo de estilo?, me pregunto. Pero parece que cuesta.
Antes de los 30 la idea de ser cool es verse como si vivieras aún en los ‘80 y tuvieras un cuerpo de 15. Si pasas los 30, te vistes como señora amargada, madre abnegada o bataclana no asumida.
Si hasta las páginas que actúan como cool hunter de estilo nacionales caen en este pecado. En www.lacalleviste.cl el icono pareciera ser la mina alternativa con pata y botín. Como si eso fuese novedoso. En Buenos Aires me muestran una revista de tendencias, me señalan como lo último y más fashion un par de look que a mis ojos parecen añejos. Cómo no?, si venían en las revistas que me traje el 2004 de BCN. Siendo positiva, podrían estar bien, si tienes menos de 25. Pero mi estilo, mis piernas y mi cabeza no me dejan caer en la macabra tentación de vestir patas estampadas, camiseta y zapatos de muñeca.
Ni mencionar los disfraces que usan las tribus urbanas para vestirse. Las lolitas dark, pokemonas, visual, muñecas góticas, animé, en fin. Que será de ellas? Claramente no fueron abducidas por Carrie y sus amigas, sino más bien por Yuri. Y no me refiero a la cantante mexicana, sino a las serie animé de lesbianas. Eso explicaría tantas cosas, entre ellas la mezcla de colores y accesorios tan kitsch que suelen utilizar. Pero donde quedamos nosotras?, las que crecimos con Candy, Candy. Lo que justifica nuestra fascinación por Sex & City. Donde Carrie pasa con el corazón con un bypass permanente por Big, igual que Candy por Antony. Es que nos gusta el romance con clinex. Harto llanto, angustia y tensión sexual.
Volviendo al look de nuestras heroínas y de las que deseamos caminar por NY con un par de Manolo’s. O Choo’s en mi caso. Cuando vean la película saldrán nostálgicas. Se preguntarán: Y ahora qué?, por que se nos acabó la trama. Nos hay más Sex & City. Lisptick Jungle, la segunda novela de Bushnell llevada a la pantalla chica no tiene las fuerza de estás cuatro mujeres. Aunque sus protagonistas también viven en la Gran Manzana, visten ropa de autor y calzan Manolo’s, no tienen esa mística que nos encantó de la primera serie. Al salir del cine luego de ver S.A.T.C, la película, tendrán ese síndrome de abstinencia por falta de heroína, en este caso por falta de esas 4 heroínas que nos acompañaron durante 6 temporadas. Saldrán a la calle y mirarán a su alrededor buscando mujeres con sus estilos. No las encontrarán. No verán mujeres vestidas como ladys cosmopolitas. En los bares no encontrarán más que copias a lo gremlin de Consuelos Aldunates tratando de imitarlas con una copa de Cosmopolitan. Pero sin su gracia y sin ese estilo newyorkino que sabe cómo verse guapa sin ponerse el catálogo completo encima, sin que se les salga el vestido de novia cada vez que abren la cartera. Dónde están esas solteras orgullosas, felices, con parejas, casadas, pero libres? Dónde están esas mujeres con estilo que crecimos aprendiendo de las mejores? Dónde? Quizás mi inconsciente me obligó a hacer ese abrigo verde, una forma de llevar con nostalgia algo del estilo de Carrie. Y cómo buena adicta, a falta de heroína, se aceptan drogas menores. Bienvenidas Mujeres de Manhattan! Y cómo si fuese poco, Tras la pasarela, para la lectura nocturna.
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