viernes, 7 de septiembre de 2007
La Razón de los Amantes
Temo desilusionar a quien lee y me conoce. El título no tiene nada que ver conmigo. Pertenece al nuevo libro de Pablo Simonetti.
La tarde del miércoles, mientras llovía copiosamente en Santiago, lo más selecto y estiloso del mundo intelectual, ligado a la alta sociedad y al mundo gay, se reunía en el MAVI, entorno al lanzamiento de la última novela escrita por el autor.
La campaña de marketing, bien podría haber sido la previa a la Teletón. Con carteles que enumeraban en cuenta regresiva, los días que faltaban para la salida al mercado del libro, se tapizaron todas las librerías. Hubo avisos en la Radio Concierto, promocionando la novela. Marcadores de libro, repartidos en bares y restaurantes de moda y seudointelectuales, denotaban cual agresiva era la campaña publicitaria. No me habría extrañado, que dentro del merchan design fabricaran llaveros con la cara de Simonetti, y que al llegar al lanzamiento hubieran chicos pegando adhesivos con la cara del autor. Para salud mental de Carlitos no llegaron a tanto.
En las librerías se podían encontrar en formato de librillo, el capítulo IX de la novela. Pero bastó estar en la presentación y escuchar a Carla Guelfenbein, para no tener que leer el libro. Ella hizo la perfecta presentación, la que todo lector quiere y debiera evitar todo escritor. Después de escucharla no hay para que leer la obra. Contó todo de lo que trata, el concepto, los personajes, las escenas, el tiempo histórico, las anécdotas e incluso lo que uno debiera sentir, interpretar y deducir.
Antes de que llegara Simontti, la audiencia fue llenando poco a poco, las hileras de sillas blancas dispuestas en el piso central del museo. Entre periodistas, críticos, alumnos de su taller, amigos, ex novios, aspirantes y escritores, quedó repleto el espacio. Es imposible no destacar el estilo de los gay, lejos los mejores vestidos. Sin contar uno. Medio gordito, cuarentón, con peinado a la cachetada, y gafas. Histérico y ansioso. Vestía una parka azul y pantalones con pinzas, color caqui. De mascar acelerado y pocos modales. Se contraponía al perfecto traje de Victor Carrasco, el novio de Pablo. Aunque quien lo haya visto en Hedda Gabler, sabe bien que es un perfecto neurótico. Pero la estrella de la noche era Simonetti. Aunque Edwards hijo, llevaba un pañuelo de seda naranjo, imposible de no distinguir, fue Pablo quien acaparó todas las miradas.
Tras la funesta presentación de su amiga Carla y su interminable discurso, junto con las infinitas alabanzas al autor. Después del resumen completo de la obra, por Guelfenbein, vino el humor irónico y sarcástico de Edwards padre. Luego de decir, que la obra no trataba ningún tema novedoso, dejar de manifiesto la imagen intelectual que tiene del escritor, al decir que asume que no lee a Freud, así que el triángulo no es Freudiano, sino una historia gay bien contada. Para terminar la presentación, las palabras del escritor. Luego de manifestar su preocupación por el clima y confesar su inclinación por la meteorología, agradeció a todos quienes eran responsables, incluso a Guelfenbein, por hacer la presentación. No sé si la habrá escuchado, pero después de decir que era su mejor amigo, y que si fuera malo el libro no lo diría, yo la habría atragantado. Imagino que el gerente de marketing de la editorial, sufría con cada palabra que decía la escritora.
Luego vino el cóctel. Tras un lento avanzar subimos al piso siguiente. Mientras los camareros servían deliciosos vinos, los asistentes hacían la rutina del lobby compitiendo por quien es más popular, la música de fondo paró. Una voz dijo, “ Pablo esta canción es para ti”. Y empezó a sonar XXXXXX. Cuando aparecieron los sandwich todo el glamour se esfumó. Las señoras enzorradas se peleaban por atrapar a los camareros. Les cerraban el paso y devoraban todo el contenido de los platos. Lograr probar uno era una odisea, pero entre tanto desfile, uno tiene práctica. Basta con ser lady, saludar y agradecer mirando a los ojos al señor que porta el plato, para que el también descubra que eres persona y no una zorra en piel asechando su plato.
La gente del evento supongo que era importante, por lo menos lo más granado del mundo intelectual, frívolo y liviano, pero intelectual al fin y al cabo. Salude a varios personajes, de pronto todos se derretían frente a un galán porteño, de abrigo raglán en color camel, pelo ondulado y ojos verdes. Era un escritor y crítico literario, sus obras difícil de entender, no por lo complejas, sino lo erráticas. Para el caso daba igual. Es un tipo encantador, de hablar fácil, fluido y animado. De humor liviano y acompañente tipo arroz. Mientras su señora no pronunciaba palabra, todos los demás nos divertíamos con él. Incapaz de atrapar bocado el debía cederle los suyos. Mientras ella cedía el más importante.
Varias copas de vino y muchos sandwich después, bajamos para que firmara la novela el autor. La fila aún era extensa. Frente a la mesa Consuelo Aldunate, con un abrigo rojo tipo muñeca, y una galleta tipo Shrek de prendedor, cumplía el ejercicio del evento, felicitar al autor, posar para las cámaras y celebrar la obra, mientras el escritor la firmaba.
No sé si haya sido mi chaqueta celeste de grandes flores, mi hazaña de obsequiarle mi sandwich o mi conversación poco literaria la que hacía a Mr. Raglán seguir mirándome y sonriendo a la distancia.
Con el libro autografiado, mi perfecto compañero y yo, dejábamos el evento. Como una lady me despedí del arroz primero, para que un maravilloso “fue un placer”, y coqueto, “te debo un sandwich”, no sonara tan descarado.
La lluvia había cesado. El paragua ya no era necesario. Imagino que la preocupación de Simonetti por el frente de mal tiempo, también había desaparecido.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Qué gran noche amiga querida. Si hasta cayó nieve en Santiago cuando íbamos llegando a nuestras respectivas casas. Y sí, menos mal que no repartían llaveros porque hubiese colapsado. Qué buen relato, mucha pose, Gonzalo Garcés discretamente coqueteándole al mundo, yo saludando (otra vez) a la Carola Urrejola como íntimos amigos, y "Rehab" de Amy Winehouse sonando por los parlantes y en honor al autor.
Lo mejor fuiste tú, la pareja perfecta para una noche curiosa.
Brillante carola, buenisimo!
Publicar un comentario