lunes, 21 de julio de 2008

FaceBook


Al parecer se ha convertido en la herramienta más fantástica y apetecida del momento. Reencuentro con compañeros de colegio, antiguos romances escolares, vidas pasadas y personas olvidadas. Y ahí están otra vez. Aparecen de la nada. De pronto te llega una solicitud y vez pasar tu vida adolescente en cuestión de segundos. Pero puedes huir, fingir que no eres la persona que creen y hacer cómo si nunca se hubiesen vuelto a cruzar vuestras vidas. Porque todos tenemos algunas personas que no quieres volver a toparte, que no te interesan o que simplemente olvidaste. Por cortesía, curiosidad o por lo que sea me niego a caer. Hay gente que se ya no está en mi vida y si no he hecho nada por mantenerlas es porque estoy bien así.
Durante los 3 primeros años fuera del colegio se juntaron. Me llamaron solo el primer año, después ya no. No fui y dudo que hubiese ido los años posteriores. A mis amigas de toda una vida, hasta eses entonces, les dejé de importar. Se crearon un personaje ficticio de quien era, y descubrí una vez fuera del colegio que no me interesaba estar defendiendo mi perfil delante de personas que en lo sucesivo iban a tener poca o ninguna importancia. Logré salvarme de Facebook. Ver las fotos de las eneamigas que tuve durante 12 años fue más que suficiente para saber que no las quería de vuelta, ni siquiera por cortesía cibernética. Me pregunto si esos compañeros de los que el resto se burlaba, golpeaba y metía en el basurero (literalmente) ya lo habrán olvidado. Tal vez creen en la frase que dice que todo tiempo pasado fue mejor. No sé si mi presente es mucho mejor, pero está mejor sin ellas.
Pude huir de FaceBook, más no de este pañuelo llamado Santiago. Mientras paseaba por Patronato una mano me toma por el brazo y me saluda. Segundo más tarde reconozco tras las gafas tipo Pamela Díaz y una parka con piel a una ex compañera. Ella me caía bien, era de esas tipo sustancia. Rosada, liviana y dulce. Pero simplemente que dejo de estar y no eché de menos. Me cuenta que se juntaron hace poco. Me dice que intentaron ubicarme. Lo dudo. Aunque le explico que nadie tiene mis números actuales, ni saben donde vivo. Me cuenta que están en Facebook, le digo que lo sé. Le cuento que cuando me llegó la invitación la rechacé. Me dice: “No estay ni ahí”. Y aunque no suela ocupar la frase es así, no me interesa. Le digo que no le encuentro sentido, que me da lata tener que hacerle un resumen de mi vida a gente que no le interesa realmente saber de mi. Total, a la gente que le importo ha seguido sabiendo de mi y yo teniendo contacto de alguna u otra forma con ellos. Y así, sin importar el tiempo que pase la gente que importa sigue estando en la vida. Sin necesidad de protagonizar la escena de moda frecuente , una mesa grande con un montón de gente sin nada en común, sólo la cara de curiosidad cuando aparecen en el local de encuentro.
Quizás yo aún no olvido que mal lo pasé en el colegio, puede ser una etapa no superada en mi vida. Pero el encuentro me hizo recordar porque tengo más carteras que amigas y no pretendo que eso cambie.

1 comentario:

pamela dijo...
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